Durante la entrevista, Matías explicó que muchas veces se cree que este tipo de tecnología es compleja o difícil de usar, pero en realidad el mayor desafío no está en crear la prescripción, sino en conocer a fondo cómo funciona el monitor de la sembradora. A partir de su experiencia, compartió algunas claves muy concretas para que cada campaña arranque sin tropiezos.
Errores frecuentes al trabajar con prescripciones
Uno de los errores más comunes que cometen los usuarios nuevos es no respetar el formato correcto del archivo que necesita el monitor. Aunque la mayoría acepta el formato Shapefile, cada equipo puede requerir una unidad de dosificación de semillas distinta, como semillas por hectárea, por metro, cada 10 metros, o en miles por hectárea.
Otro punto clave es la estructura de carpetas del pendrive que se conecta al monitor. Algunos sistemas leen la prescripción sin importar la ubicación del archivo, pero otros requieren que esté en una carpeta específica (por ejemplo, que se llame “Prescripciones”). No cumplir con esta estructura puede hacer que el monitor ni siquiera encuentre el archivo.
Además, Galetto señala que muchos usuarios, al intentar hacer siembra y fertilización variable al mismo tiempo, cargan varias prescripciones separadas, una para semilla y otras para fertilizantes. Esto puede fallar, ya que la mayoría de los monitores necesita una sola prescripción con múltiples atributos (semilla, fertilizante 1 y fertilizante 2).
Por último, es importante evitar crear microzonas o zonas muy pequeñas (menores a media hectárea) dentro de la prescripción, ya que la sembradora no alcanza a adaptarse a la nueva densidad antes de tener que volver a cambiarla. También puede haber limitaciones en la cantidad de polígonos que admite el equipo, especialmente en modelos más antiguos.